El sol, de un aura dorada...
¡se marcho!, y ahora está:
la luna plateada...
De pronto la alegría
¡se esfumó!, y volvió
la tristeza de aquel día...
Esta lágrima brillante
empezó a nacer y sustituyó
aquella sonrisa radiante.
Un pensamiento de dolor
en mi interior suplantó
el recuerdo de su amor.
Las ganas de morir
vinieron, y desaparecieron
¡las ganas de vivir!
¡Y ahora sólo río!
Río y bailo sin cesar.
Ahora sólo río...
Si me lees al revés,
de esta risa
sabrás el porqué.
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