viernes, 1 de octubre de 2010

(La ilusión de hacer el típico poema)

El sol, de un aura dorada...
¡se marcho!, y ahora está:
la luna plateada...

De pronto la alegría
¡se esfumó!, y volvió
la tristeza de aquel día...

Esta lágrima brillante
empezó a nacer y sustituyó
aquella sonrisa radiante.

Un pensamiento de dolor
en mi interior suplantó
el recuerdo de su amor.

Las ganas de morir
vinieron, y desaparecieron
¡las ganas de vivir!

¡Y ahora sólo río!
Río y bailo sin cesar.
Ahora sólo río...

Si me lees al revés,
de esta risa
sabrás el porqué.

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