Oda al 2010

Es hora de decir adiós,

hora de separarnos los dos.
Es hora de despedirse,
hora de partir, hora de irse.
No sé si te recordaré,
ni si lo hago cómo lo haré.

Tal vez te recuerde por estar a mi lado,
en ocasiones apoyarme*, quererme... por estar a mi lado; 

o tal vez sea por lo cruel que has sido,
por hacerme sufrir y en los malos momentos haberte ido.
No sé siquiera si quiero que te vayas,
ni si quiero preguntar: «¿Dónde te hallas?».
No sé si te quiero o detesto,
no sé si debería decirte todo esto...
¿Sueño contigo? Creo que no; 

son pesadillas, que es peor.
¿Quiero olvidarte? No estoy segura; 

no sé lo que quiero, a estas alturas...
Solo sé que dentro de mi corazón
se encuentra la verdadera razón: 

la razón por la que estos versos te escribo,
la razón por la que estos versos te dedico...
Y es que es hora de partir.
¡Corre! Te tienes que ir.
Hemos de separar nuestros caminos,
de dejar de ser amigos, compañeros o vecinos.
¡Rápido! Tarde llegarás.
No es para tanto, pronto me olvidarás.
Yo ya no pienso en ti.
¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?
Esta noche, a las doce, todo habrá terminado,
y tú, 2010, te habrás marchado...

 

*Sabed que puse «apoyarme» con elle.