Extorsionada
y subyugada
para su propia atención.
Será esclava de un sueño,
un delirio irreal,
del cual nunca jamás
logrará
despertar.
No verá la luz,
no verá nacer el sol;
y a la mínima apreciación
de aquel rayo
de vida,
volverá a la oscuridad
para olvidar lo que sintió.
Atrapada y sin oxígeno,
sin respirar el aire puro,
sin experimentar la
libertad;
habitando un mundo
de despotismo y mendacidad.
Advertirá más tangibles sus falacias,
concebirá más diáfana su mirada,
percibirá sus pensamientos como afables
y creerá en aquel vil ser de lóbrego
espíritu.
Ya no habrá vuelta atrás,
seguirá recto
y sin torcer.
No volverá su mirada;
no
podrá,
no la dejarán.
Y siempre andará,
ese pobre corazón,
creyéndolo a él
como su único amor.
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