sábado, 28 de enero de 2012

Siempre será prisionera de un monstruo sin compasión



Extorsionada
y subyugada
para su propia atención.

Será esclava de un sueño,
un delirio irreal,
del cual nunca jamás
logrará despertar.

No verá la luz,
no verá nacer el sol;
y a la mínima apreciación
de aquel rayo de vida,
volverá a la oscuridad
para olvidar lo que sintió.

Atrapada y sin oxígeno,
sin respirar el aire puro,
sin experimentar la libertad;
habitando un mundo
de despotismo y mendacidad.

Advertirá más tangibles sus falacias,
concebirá más diáfana su mirada,
percibirá sus pensamientos como afables
y creerá en aquel vil ser de lóbrego espíritu.

Ya no habrá vuelta atrás,
seguirá recto
y sin torcer.

No volverá su mirada;
no podrá,
no la dejarán.

Y siempre andará,
ese pobre corazón,
creyéndolo a él
como su único amor.

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