viernes, 16 de marzo de 2012

...



Resbalaba lentamente,
recorriendo cada centímetro de su piel
y sin detenerse ni una sola vez.

Cálida y envenenada,
mientras ella estaba fría y tiritaba.

No era dolor,
sino una mezcla de pesadumbre y malestar.

Notaba los filos cortantes en los que se había dignado devenir
y se oprimía su cuerpo restando casi sin respiración.

Se asfixiaba
 en una nube de humo,
tormento y agua.

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