domingo, 26 de agosto de 2012

Reflejo acuso

En aquel húmedo espejo reverberaban sus pretéritas etapas que tanto la habían hecho meditar.
Intentaba discernir entre la supuesta objetividad y la aparente subjetividad en la que se había ido aposentando en esos últimos años. No distinguía claramente qué era real y qué no; y eso la reconcomía cada vez más y más... Tal vez se había equivocado y no eran ciertas sus conclusiones; y quizá todas sus sospechas se acercaban enteramente a la verdad.

Veía cómo se comportaban cuando se hallaban rodeados de miradas indiscretas; y sabía a la perfección cómo actuaban cuando no estaban juntos. 

Cada uno saciaba sus necesidades con el otro, sin pensar tan siquiera en aquello que algunos llamaban "amor". Él satisfacía sus impulsos y ella, sus expectativas. Tal materialismo parecía ser tan imprescindible en aquella patética a la par que envibiable relación... Y su sed era tan constante que precisaban estar siempre juntos, uno al lado del otro, sin separarse siquiera un segundo.

En aquel fulgor, presentado ante ella como un mundo paralelo, advertía que nada iba a cambiar. Sus fríos y amargos plañidos no habían servido de mucho, tan sólo habían alargado su desazón.

En aquella gélida superficie reflectante vislumbraba la verdadera silueta de aquel ser que habitaba en su interior, aquél que plácidamente le susurraba lo que debía hacer y la convencía de aquello que hipotéticamente le era indispensable. Encanto, finura, gallardía, intelecto, juicio, decisión, escualidez... No, no era la vesania la que moraba dentro de ella, mas sus reacciones a veces se le parecían y la hacían dudar de su estabilidad mental. 

Y ahora, en aquel reflejo, se daba cuenta de que también le urgía colmar sus requisitos, aquellos que creía tener, y era capaz de observar las copiosas similitudes que con ellos, sin desearlo, compartía.

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