viernes, 21 de marzo de 2014

Crecer

No sé por qué narices los niños se empeñan en crecer tan rápido, ¡con lo bonito que es ser pequeño todo el rato!: no tener más preocupaciones que la herida que te has hecho en la rodilla cuando te has caído en el parque por jugar a hacer el bruto con otros niños; estar triste únicamente cuando sabes que tienes que ir al cole, pero que luego se te pase porque apenas tienes que trabajar; que no te afecten las desgracias ajenas porque no sabes lo que es la empatía; que todas te abracen y te besen y te repitan lo guapo que eres y lo mayor que te estás poniendo...

Aunque, claro, igual es por eso... Los mayores se alegran de que crezcas, y, de hecho, es genial que un niño crezca; pero ¡crecen taaaaan rápido...!, que da pena... Y no solo es que crezcan rápido, sino que actúan como si  lo hubieran hecho... porque los pobres, equivocados, creen que ser mayor es guay y que cuando sean adultos tendrán todo lo que ellos quieran sin esfuerzo alguno. De la ilusión también se vive, supongo, y más teniendo en cuenta la clase de personas de la que estamos hablando: niños, más buenos que el pan y más inocentes que un sol.

No hay comentarios:

Publicar un comentario