miércoles, 7 de mayo de 2014

El silencio de la biblioteca

El silencio lo envuelve todo, nadie puede negarlo, se aprecia claramente en el ambiente. Es un silencio muy común, un silencio sin nada de especial, un silencio como cualquier otro. Es un silencio de los que se rompen de vez en cuando por algún que otro leve e imprevisto sonido, un silencio de los que se interrumpen: a veces por el roce de las páginas de los manuales que se pasan rápidamente; a veces por el ruido que hacen los lápices y los rotuladores fluorescentes con los que se subrayan los apuntes; a veces por el chirrido constante de las sillas que van hacia delante, hacia atrás, a un lado y a otro; a veces por las cremalleras de las mochilas que se abren y cierran sin parar; a veces por los suaves pasos de los fugaces visitantes que vienen, echan un vistazo y se van; a veces por las toses, los resoplos, los susurros y las súplicas que piden silencio de los estudiantes...

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