Me levanto con sueño por las mañanas para después
acostarme cada vez más tarde; y en ese cada vez más largo intervalo de
tiempo me pongo a pensar en que ya no me quieres, en que las discusiones
no cesan, en que me duele la cabeza, en que el llanto no cesa, en que
no sé qué hacer con mi vida, en que la respiración rápida y entrecortada
no cesa.
Me levanto con sueño por las mañanas para
después tener un motivo por el que quedarme despierta pensando, motivo
que me obstaculiza y no me deja ver qué ser feliz es muy fácil y tiene
motivos muy simples:
—la sonrisa de un niño;
—el vuelo de los pájaros;
—un chico medio bailando en el metro al ritmo de la música que escucha con los auriculares;
—la lluvia de un domingo;
—el arcoíris de un lunes;
—salvar un insecto de ser aplastado;
—estrenar pijama de invierno;
—comer dulces;
—recogerse el pelo;
—salir bien en una foto.
Y que te den.
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