viernes, 31 de octubre de 2014

Y todo patas arriba

Desde que todavía no te conozco, vivo en un enorme caos al borde de una cornisa. Que ni es precipicio ni es nada, pero que tiene unas vistas a una carretera llena de accidentes PRECIOSA.

Cuando ya te conozca, seguiré viviendo la misma vida desordenada; pero, ¡joder!, ¡qué desorden más bonito será eso de vivir!

La verdad es que me entran ganas de gritar y tirar la casa por la ventana.
Tirar el móvil por la ventana.
La televisión y el TDT por la ventana.
El sofá por la ventana.
Espejos rotos por la ventana.
La cama por la ventana.
El balcón por la ventana.
La ventana por la ventana.
Tirarme de los pelos por la ventana.
Los zapatos por la ventana.
Que se me escape otra pinza por la ventana.
Tirar a los vecinos del piso de arriba por la ventana.
Tirar el miedo que lleva a la ira que lleva al odio que lleva al sufrimiento por la ventana.
Los prejuicios por la ventana.
Tirar los diarios de Alejandra Pizarnik por la ventana.
Mis diarios por la ventana.
El ordenador en el que escribo por la ventana.
La felicidad por la ventana.
Mi ropa por la ventana.
Tirar el amor de los cojones por la ventana.
El amor de mis caderas por la ventana.
El de tus brazos, el de mi pecho; todos por la ventana.
Vomitar mariposas por la ventana.
Las avispas muertas por la ventana.
Tirar las balas del calibre veintidós por la ventana.
Las del cincuenta y ocho por la ventana.
Los cuchillos afilados por la ventana.
Las arterias rotas por la ventana.
Tu ropa por la ventana.
Escupir besos por la ventana y ¡que se moje todo el mundo!
Tirarte por la ventana hasta la cama que he tirado por la ventana y follarte tirándome otra vez por la ventana.
Tirarme a la ventana y que sea la ventana la que se corra y no sus cortinas, que ¡ya está bien de que solo disfruten unos pocos!

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