Cualquier superficie es buena
para reflejar un cadá
ver tan demacrado como el
suyo. Labios cortados y
resecos, rojos como la
sangre, y unas ojeras que
se aprecian a kilómetros.
Cualquier reflejo es bueno pa
ra apreciar la superficie
tan pálida que cubre to
do su frío rostro. La expre
sión ausente de sus ojos,
la tristeza de sus iris,
el miedo de sus pupilas.
Cualquier apreciación distin
ta es totalmente falsa. No
tiene más vida que la vi
da de su propia muerte y si,
por un casual, lo contrario
hiciera acto de presencia,
vuélvase a cortar las venas.
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