Una vez me encontré con tantas cosas que decir que la
eternidad me supo a poco. Pero cuando me puse a escribir ya era
demasiado tarde y ya me había cansado de hablar.
Dejé de quejarme por lo rápido que pasa el tiempo y empecé a alegrarme por dicho motivo.
También dejé de mirar el reloj con ganas de que sólo hubiera pasado un minuto para rezar por lo contrario.
Dejé de quejarme por lo rápido que pasa el tiempo y empecé a alegrarme por dicho motivo.
También dejé de mirar el reloj con ganas de que sólo hubiera pasado un minuto para rezar por lo contrario.
La eternidad es demasiado larga,
pero el tiempo pasa muy rápido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario