Soy la triple equis de esa peli
que te montas todas las noches
y el más diez y ocho en esa esquina
de las escenas en tu coche.
Soy las medias rotas enteras,
las piernas ardientes y abiertas
y ese sostén desabrochado
que cuelga sobre aquella puerta.
Pero también soy lo que el viento
se llevó a la otra orilla del mar;
la que después no osó al estrado
subir a Dios a testificar.
Soy la que naufraga en tus ojos,
la que no se agarra a tu roca
y entonces cae a la deriva
por no sujetarse a tu boca.
La que te quiere para nada
porque no busca plata u oro;
que no eres la equis en el mapa,
que eres el mapa del tesoro.
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