El tiempo pasa y pasa y tú cambias de parecer

Y es entonces cuando te das cuenta de que todo es mentira:
de que las palabras se las lleva el viento y lo que cuentan son los actos;
de que primero te fijas en el exterior y, si no te gusta lo que ves, no te acercas;
de que ni los Reyes Magos existen ni Papá Noel es padre;
de que las estrellas fugaces no son realmente estrellas;
de que las verdaderas sirenas son aquellas aves de dulces voces;
de que, por mucho que lo intentes, los sueños jamás se cumplen;
de que la gente habla por hablar sin saber siquiera lo que dice;
de que la distancia no siempre es mala y los quilómetros que abarca son a veces los de tu corazón;
de que la persona ideal no existe y a la vez puede ser cualquiera;
de que los príncipes nunca han sido ranas;
de que llorar es tan solo un acto de covardía e incompetencia;
de que odiar a alguien es darle demasiada importancia;
de que el amor es tan solo una ilusión, las ilusiones parte de tu imaginación y la imaginación engañosa y embustera... 

Y decides que es hora de cambiar,

hora de empezar de cero,

hora de abrir tu mente a nuevas verdades;

pero ya es tarde para eso,

y te toca quedarte tal y como estás:

rodeado de mentiras.