No logro escuchar esa voz que me habla. No soy capaz de oír esa voz que me grita. No sé qué me quiere decir.
Solo oigo un murmullo. Un murmullo de voces que no saben ni qué dicen. Un susurro constante que no dice nada importante.
Pero ¿y esa voz...? ¡¿Dónde está esa voz?!
La he perdido. Ni siquiera oigo que me habla. Y lo peor de todo es que no sé qué me quería decir...
Cada vez gritan más, y la voz que me llamaba no logro alcanzarla en ningún sitio.
¿Dónde está? Se extravió por culpa del volumen de esta habitación.
Todos alzan sus voces. No sé a quién atender. ¿Por qué no paran de chillar? Con lo fácil que es bajar la voz...
No dicen más que bobadas sin sentido y esa voz que me buscaba se ha callado por completo (o eso me parece a mí, porque no la encuentro).
Risas, llantos, carcajadas, gritos. Pero nada importante.
De repente todos callan, con ese silencio que a veces se produce quién sabe por qué razón y que es común a todas las personas de una misma habitación.
Y vuelvo a escuchar la voz primera, aquella que no paraba de buscarme y que ahora sé lo que me dice:
- Silencio...
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