Está sola y
es por su culpa. Por culpa de que ella no supiera frenarse a tiempo;
por culpa de que hablara demasiado y cuando los demás estaban en
completo silencio; por culpa de que, en un momento de ira incontrolada,
quisiera arruinarla...
Lo ha logrado, pero ahora se arrepiente. Quiere compensarla y no sabe cómo. Quiere ayudarla a olvidar, a pasar página, pero no sabe ni por dónde empezar.
Ya no se dirigen la palabra, se ignoran. Una piensa en cómo su mejor amiga ha podido fallarle así; la otra piensa en qué hacer para que aquella se sienta bien...
Se ignoran, pero se piensan. Aún se quieren, aunque sea un poco, aunque sea muy en el fondo...
Está pensando en que quizá haya una manera de solucionarlo. Sólo había una cosa que le gustara más que aquello que perdió. Son amigas: las amigas se lo cuentan todo y, aunque no lo hagan, hay cosas que se intuyen.
Está
pensando en aquello que le gusta más; a ella también le gusta, le
encanta; pero tiene el deber de solucionar las cosas, y por ella haría
cualquier cosa, incluso perderlo. Está pensando en dárselo, para que lo pueda disfrutar libremente.
No
sabe si dará resultado; no sabe si se reconciliarán. Tal vez tarden
semanas, meses... Pero si ella es feliz, ella también lo será...
Al
menos lo habrá intentado.
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