Hagamos un último viaje juntos: preparemos una única maleta y corramos atrás en el tiempo. Lleguemos
a aquella época, ahora tan lejana, en la que tú y yo estábamos juntos.
Veamos cómo nos queríamos y detengámonos en nuestros errores, en esos
pequeños fallos que ambos cometimos y que hicieron que lo nuestro se
estropeara. Concentrémonos en las cosas que hicimos mal y memoricémoslas
para no cometerlas otra vez con la persona que ahora amamos. Después
miremos aquello que hicimos bien, aquello que hizo que lo nuestro
funcionara por un tiempo, corto, pero al fin y al cabo bueno, y
memoricémoslo también pero para volverlo a repetir con nuestro amor
actual.
Abracémonos fuertemente y lloremos con sinceridad, pidiéndonos perdón por todo el dolor causado. Más tarde, cuando ya nos hayamos desahogado, recojámos el equipaje, deshagamos el recorrido y volvamos a la actualidad.
Volvámonos
a abrazar, pero esta vez sin llorar; esta vez riámonos como nunca lo
hemos hecho. Mirémonos fijamente y digámonos «te quiero»; un «te quiero»
sincero, sin miedo a ser rechazado, porque es cierto: nos queremos; no
como antes, pero nos queremos.
Seamos buenos amigos, de los mejores.
Ayudémonos en todo, apoyémonos en los malos momentos y escuchémonos con
atención. Aconsejémonos sin temor a fallar en el consejo y no nos
enfademos más, ni aunque nos dañemos el uno al otro, porque lo haremos
sin querer; perdonémonos rápido, no podemos vivir reñidos.
Y luego olvidemos nuestros malos actos y no pensemos en el ayer. Sonriámonos
de buena mañana y démonos los buenos días; sigamos sonriendo por la noche
y despidámonos bien: tristes porque nos separamos, pero alegres porque
mañana nos volveremos a ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario