Al fondo a la izquierda
Recto, todo recto. ¿Y luego, cuando llegues al final? Un giro a la izquierda. Y luego recto, como al principio. Sin giros ni complicaciones; no más torceduras. Un camino llano, sin subidas ni bajadas. Un camino tranquilo y pausado hacia un lugar calmado. Un lugar simple: en blanco y negro. Un lugar donde no puedes equivocarte, no puedes despistarte. Un lugar situado en el más remoto rincón de la Tierra. Un lugar donde solo unos pocos pueden entrar. Y una entrada triunfal, con la cabeza bien alta. Una entrada que ni los dioses imaginan. Una entrada digna de quien ya ha vivido lo suficiente como para saber de qué va todo esto. Una entrada digna de ti.
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