En un lugar eviterno
tan oscuro como el averno,
allí donde la maldad abunda...
vivía una bestia tremebunda.
allí donde la maldad abunda...
vivía una bestia tremebunda.
Era un monstruo acérrimo
con un cargo ubérrimo:
ejecutar a aquellas almas impetrantes
que pedían volver a sus vidas de antes.
Pero esas almas, por alguna razón,
habían llegado a esa situación;
y la bestia no podía dejarlas marchar
ni aunque no cesaran de rogar.
Ellas cumplían un castigo vitalicio
y ahora estaban en medio de su juicio.
Ansiaban volver al mundo,
salir de ese espacio nauseabundo,
y deseaban volver al pasado
para cambiar lo que no estuvo bien terminado.
Mas aquel perverso esperpento
no las dejó solas ni un momento
y murieron otra vez, pero en sus garras,
chillando como en verano las cigarras.
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