- ¿Qué haces ahí sentada?
- Espero su llegada.
- No debes hacerlo, él nunca vendrá. Ya se fue una vez y lejos, muy lejos; no va a volver. No vale la pena que sigas ahí: esperando eternamente y malgastando tu vida por una persona que ya hace tiempo que te olvidó. ¿No
te das cuenta? Él ya no piensa en ti. Son todo mentiras y engaños. Sólo
juega con tus sentimientos. Se ríe al verte sufrir. Es un alma oscura,
negra; y su conciencia es transparente, no existe, no la hay. Si
continúas ahí sentada lo único que ocurrirá es que él se reirá más y
más; con esa malévola sonrisa que tiene y esos ojos desquiciados que
casi se salen de sus órbitas... Él es un hombre malvado; un hombre
ruin y cobarde que ha huido quién sabe dónde para no tener que
enfrentarse a los errores del pasado, a ese corazón herido que ha dejado
abandonado. No merece la pena que esperes más...
- Pero yo quiero esperar...
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