Había decidido salir al balcón, mirar
las estrellas, buscar las diferentes constelaciones que bañan el
cielo. Distraerse de alguna manera para olvidar todo lo que había
visto hasta ese día. Quería despejarse, airear sus ideas, ordenar todas las imágenes de su mente y comprender mejor la situación.
Seguía siendo todo muy extraño.
Entonces
divisó una luz que se movía veloz. No alcanzó a ver qué era
exactamente. Tal como vino, se fue; desapareció en medio de la
oscuridad. Y reaccionó: era una estrella fugaz.
Cerró los ojos, quedó meditando un instante y pidió su deseo. Ojalá se cumpliera. Tenía muchas ganas de entender todo aquello que le pasaba, todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Ojalá llegara él y se lo explicara.
Pero ¿realmente la estrella cumpliría su deseo? ¿Funcionaría?
Obtuvo su respuesta al amanecer.
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