lunes, 20 de febrero de 2012

Se envolvió en humo y lloraron sus venas, a la par que gritaban sus ojos y expiraba su voz...

Abandonó toda esperanza de un hogar mejor, de un guardián que la protegiera y de la dulce compañía de los ángeles. En su lugar, halló la decepción al ver como la torre se desmoronaba, el guerrero la atacaba y aquellos seres místicos la abandonaban. Y no tuvo más remedio que ayudar a terminar de derrumbar el edificio, ayudar a hacerse odiar por el soldado y hacerse olvidar por los que iban a ser sus eternos compañeros. Acabó por envolverse en humo y comenzaron a llorar sus venas, a la par que gritaban sus ojos y expiraba su voz.

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