martes, 14 de febrero de 2012

No es suficiente

Saber que el sol brilla, que amanece cada día, que la lluvia la ayuda a desahogarse, que la brisa corre lentamente para ser fácilmente alcanzada...

No bastaba con saber que aquel sol de invierno la miraba durante unas pocas horas; necesitaba un astro que la contemplara durante todo el día, alguien que estuviera siempre a su lado.

No bastaba con saber que amanecía, cotidianamente y junto a aquel sol, dentro de sus pensamientos, sabiendo que al atardecer iba a desvanecerse otra vez; necesitaba estar presente siempre en su cabeza o, al menos, la mayor parte del tiempo, saber que realmente alguien se preocupaba por su persona y no la iba a juzgar.

No bastaba con saber que la lluvia bañaba sus penas y caía suave y lentamente recorriendo cada centímetro de su piel; necesitaba un día despejado para poder ver bien el sol en ese amanecer que tanto ansiaba, saber que algún día iba a dejar de... llover.

Y tampoco bastaba con saber que alcanzaría la brisa con facilidad; necesitaba un poco más de movimiento, agilidad, correr un poco y no esperar tanto tiempo en el mismo lugar y en los mismos pensamientos.

No era suficiente, mas se conformaría. Se conformaría con saber de alguna estrella que brillaba de vez en cuando a su alrededor; se conformaría con saber que anochecería para volver a amanecer; se conformaría con saber el tacto que tenían ambas lluvias, gélidas y translúcidas, cálidas y escarlatas, que caminaban a cada instante por su cuerpo; y se conformaría con saber que el viento, aunque lento, avanzaba sin cesar.

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