viernes, 7 de febrero de 2014

Calla y bésame

A veces los mejores momentos son los más silenciosos, los que no se cuentan, los que se conforman solo con existir. A veces no es necesario gritar, ni susurrar. A veces lo único que hay que hacer es seguir adelante sin pensar y ver en qué termina todo.

A veces puede sorprenderte más esa tímida sonrisa que te lanza un desconocido cualquiera en el metro de Valencia que el eufórico saludo de aquel chico del que llevas años enamorada. A veces no se precisan más de dos personas para que el momento valga la pena. A veces incluso estando solo te pueden ocurrir cosas maravillosas.

A veces una mirada es suficiente para comprender, para entender qué ocurre a tu alrededor. A veces una sonrisa dice mil y una cosas a la vez, mil y una cosas que no podrían expresarse con palabras. A veces una caricia lo cambia todo, una caricia que te dan, una caricia tú das o una caricia que alguien da a otro alguien.

A veces no tienes por qué esperar a una fecha concreta para decirle a esa persona tan especial lo mucho que la amas. A veces un día cualquiera puede convertirse en el día más importante de tu vida solo porque ella decidió devolverte ese beso.

A veces los mejores momentos solo se viven.


 

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