Parece que todo va bien, mejor de
lo que uno espera. Parece que nada puede estropearlo, que todo es perfecto. Y
tú sonríes aliviado mientras te lo repites hacia tus adentros. «La vida es
maravillosa»; y, de hecho, lo es.
Ha amanecido un día tranquilo,
con un silencio roto únicamente por el canto de los pájaros y por el sonido del
agua del arroyo. Ha amanecido a la hora que toca y como toca: con el sol
alzándose por el este. El cielo está despejado y en calma, sin vientos; las
plantas, frescas, llenas de rocío y cubiertas por el fino velo del arcoíris.
Todo es bellísimo. Y tú sonríes porque sabes que formas parte de dicha belleza.
Parece que esto marcha de verdad.
Jamás lo habría imaginado. Parece que ya nada puede pararlo y parece que no
necesita parar; ¿para qué?, con lo bien que va... Me siento como un arcoíris:
llena de brillo, de luz, de color...
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