Me gusta pensar en ti: imaginar que me abrazas con fuerza, con miedo de
que me escape; imaginar que me sonríes amablemente, sin dar importancia a
lo que nos rodea; imaginar que me besas las mejillas llenas de lágrimas
cogeladas, lágrimas que te piden a gritos que jamás te vayas...
Pero también me gusta pensar que piensas en mí: que imaginas que soy yo
la que te abraza con fuerza, con miedo de que te escapes; que imaginas
que soy yo la que te sonríe amablemente, sin dar importancia a lo que
nos rodea; que imaginas que soy yo la que te besa las mejillas llenas de
lágrimas congeladas, lágrimas que me piden a gritos que jamás me vaya.
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