viernes, 7 de marzo de 2014

¿Utopía?

Odio cuando me sonríes tímidamente nada más verme pasar por tu lado y me acaricias suavemente los brazos; cuando me devuelves alegremente la sonrisa que yo te he mandado primera tras estar mirándote fijamente para ver si te girabas hacia mí; cuando de repente nos giramos a mirarnos a los ojos y nos sonreímos a la vez; e incluso odio cuando no hay sonrisa, cuando solo nos dedicamos a contemplarnos sin parpadear.

Detesto también que estemos los dos solos, sentados el uno al lado del otro, hablando de cosas banales y riendo sin parar. Vuelvo a odiar entonces tu sonrisa. Detesto que nos abracemos cuando hay mucha gente a nuestro alrededor y que degustemos nuestros labios cuando no nos rodea ni un alma. Detesto pasar el tiempo contigo, aunque no estemos solos tú y yo.

Aborrezco pensarte y aborrezco saber a ciencia cierta que tú también me piensas; decirte cualquier cosa sin miedo y escuchar tu voz diciéndome también cualquier cosa sin temor a lo que pueda parecer o a lo que pueda yo entender y pensar. Odio además confesarte cosas que jamás le diría a otras personas y desprecio que tú hagas lo mismo.

Lo odio, de verdad que lo odio... Lo odio porque me acostumbras a vivir en un mundo maravilloso donde todo es fantástico, un mundo lleno de luz y color donde soy casi como una reina; me acostumbras a acariciar tu amor, a cogerlo con fuerza y a no soltarlo, a tenerlo solo para mí; y, cuando la luz se apaga, cuando se va el amor, ya no sé dónde está la salida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario