No hay mucho más que decir. Que todo es verdad. Que si temes al agua, nadar
en ella y ahogarte, terminarás airándote, airándote por tu temor; y al sentir mucha
y tanta ira, significará que sientes odio; y vivir odiando te hará sufrir, pues
no es vida placentera...; y de tanto sufrir te volverás malvado, voltearás tu
cuerpo a lo que te rodea y permanecerás entre las tinieblas, a la sombra, al
acecho, sufriendo, odiando, temiendo y sufriendo más y más.
Por eso es mejor no tener miedo; y, si lo tienes y no lo puedes evitar,
intentar no pensar demasiado en aquello que te hace temer, en los fantasmas que
te atormentan día y noche, en las constantes pesadillas, en esas dichosas
fobias...
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