martes, 22 de abril de 2014

A ella le gustaba escribir sobre la cama

A ella le gustaba escribir sobre la cama. Narraba su día a día en pequeñas libretas a cuadros o en folios sueltos que encontraba de vez en cuando dentro de los cajones de su escritorio. Plasmaba cada instante vivido y sentido. Anotaba cada sonrisa, cada golpe, cada lágrima. Describía cada pensamiento que había tenido y lo que le hubiera gustado vivir y sentir. No se le escapaba nada.

Luego leía lo escrito y lo corregía. Y luego leía lo escrito y lloraba y se enfadaba y gritaba y se tapaba su rostro mojado y enrojecido con las manos, como si no hubiera cerrado previamente la puerta, como si sus vecinos pudieran mirar a través de su persiana bajada.

Al día siguiente destruía su vida. Arrancaba las páginas escritas de su libreta y las troceaba junto con los folios sueltos encontrados en el cajón.

A ella le gustaba escribir sobre la cama, pero llegó a destruir tanto su vida que no le vio más el sentido a escribirla.


 

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