sábado, 26 de abril de 2014

Hace ya mucho tiempo que lo nuestro no tiene nombre

Hace ya mucho tiempo que no soy yo la que escribe, que mis lápices tienen vida propia, que yo solo dejo que mis dedos los abracen tímidamente, que yo solo dejo que mi mano baile sobre las hojas...

Hace ya mucho tiempo que la tinta no corre por mis venas, que estas están más secas que las hojas esparcidas por el suelo del otoño. Mis pensamientos ya no se centran en los párrafos, en las frases y oraciones, en las palabras, en las letras. Hace ya mucho tiempo que yo solo me dejo llevar y contemplo cómo mis ojos expulsan angustiosamente sobre el papel el líquido negro con el que componen mi obra satírica. Porque hace ya mucho tiempo que esto dejó de ser un cuento de hadas, una bella historia de dos enamorados que vivían felices y comían perdices.

Hace ya mucho tiempo que el amor devino en tragedia griega, una en la que tú ya no formabas parte; una en la que yo, la heroína de la obra teatral, causaba al público lástima y compasión, pero a su vez causaba admiración por ser capaz de afrontar mi destino.

Hace ya muchísimo tiempo yo estaba dispuesta a ser desdichada y hace ya un poco menos de tiempo decidí que no quería ese heroico final.

Y es que hace algo menos de tiempo comprendí que yo no era una heroína, que nadie se compadecía de mi alma, nadie admiraba mi fuerza interior y mi valor para seguir. Hace ya mucho tiempo que comprendí que se reían de mí cada vez que me veían llorar y gritar de dolor (no de un dolor físico, sino de un dolor que sentía mi corazón al atisbar tu ausencia).

Hace ya mucho tiempo que vi que la desdicha se burlaba de mi vida. Hace ya mucho tiempo que vi que la vida se mofaba de mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario