Han pasado cuatro días y tengo la sensación de que han sido milenios.
Hemos pasado de hablar a hablar sólo yo y a no hablar. Diría que es
orgullo, pero más bien es cansancio (de hablar sola, de que se me
ignore, de que no me quiera). ¿Cuatro días? ¡Y lo que nos queda!
No hay comentarios:
Publicar un comentario