Anoche vi «El efecto mariposa» por tercera vez y,
aunque no tenga ninguna cita que poner de la película, me gustaría hacerle una
pequeña mención.
Ojalá todo fuera distinto. Ojalá pudiera
recuperar mis diarios, leerlos de nuevo y cambiar mi vida hasta estar a gusto.
Ojalá no me levantara cada noche para ir al baño a lavarme la cara. Ojalá no
tuviera que ponerme otra vez el pijama al volver a la cama. Ojalá no me
desvelara para coger el móvil y escribir este tipo de gilipolleces. Ojalá no me
diera por pensar en una vida paralela en la que todo son flores de diversos
olores y mariposas de colores y brisa fresca y paisajes bonitos y desayunos en
la cama de matrimonio y niños correteando por el pasillo y sexo salvaje en el
baño justo después de ducharnos y tatuajes a juego y noches de peli y manta y
sonrisas de felicidad, felicidad verdadera... Ojalá no nos hubiéramos conocido.
Ojalá no nos hubiéramos conocido tan a fondo.
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