Yo podría ser una persona normal (una chica cualquiera que anda buscando un príncipe azul que no sea príncipe para que la trate como una princesa) y podría verte pasar de repente por mi lado y enamorarme al instante por tu increíble belleza. Podría acercarme tímidamente a ti (no sin antes mirar mi reflejo en el cristal de algún escaparate para ver si estoy presentable) y saludarte con una sonrisa cerrada. Podría quedarme ahí plantada en silencio, poniéndote incómodo sin querer, poniéndome nerviosa a mí misma, y al final abrir la boca y hablar. Podría mirarte fijamente a los ojos y decirte que, pese a lo que la gran mayoría opina de las pupilas marrones, son los más bonitos que jamás he contemplado. Podría observar de cerca esos labios tan carnosos que tienes por boca y confesarte lo mucho que quiero besarlos. Podría sonreírte ampliamente mientras te cuento lo graciosa y bonita que me resulta tu cara redonda. Podría ponerme seria en un abrir y cerrar de ojos y entrelazar mis dedos con los tuyos, alzar nuestras manos suavemente al cielo. Podría contar despacio hasta tres y besarte. Podría abrazarte por el cuello y hacer que tú me abraces por la cintura. Yo podría enamorarte, si fuera una persona normal...
Pero llego tarde, ya no puedo hacerlo; en lugar de ello, he dejado que seas tú el que lo haga. He dejado que seas tú el que se comporte como una persona normal (un chico cualquiera que anda buscando una princesa extraviada que no sea princesa para que lo trate como un príncipe salvador) y he dejado que me veas pasar de repente por tu lado y que te enamores al instante por mi sofisticada belleza. He dejado que te acerques tímidamente a mí (no sin antes mirar tu reflejo en el cristal de algún coche para ver si estás presentable) y que me saludes con una sonrisa abierta. He dejado que te quedes ahí plantado en silencio, poniéndome incómoda sin querer, poniéndote nervioso a ti mismo, y al final he dejado que abras la boca y que hables. He dejado que me mires fijamente a los ojos y que me digas que, pese a lo que la gran mayoría opina de las pupilas verde oscuro, son los más increíbles que jamás has contemplado. He dejado que observes de cerca estos labios tan rojos que tengo por boca y que me confieses lo mucho que quieres besarlos. He dejado que me sonrías ampliamente mientras me cuentas lo graciosa y bonita que te resulta mi cara medio redonda. He dejado que te pongas serio en un abrir y cerrar de ojos y que entrelaces tus dedos con los míos, que alces nuestras manos suavemente al cielo. He dejado que cuentes despacio hasta tres y que me beses. He dejado que me abraces por la cintura y que hagas que yo te abrace por el cuello. He dejado que me enamores, como si fueras una persona normal, esa persona que yo no fui, al final, capaz de ser.
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