Soy capaz de quererte vestido y sin ningún botón de la
camisa desabrochado; allá a lo lejos cuando de verdad es demasiado lejos
y aquí delante de un millón de personas mirándonos fijamente;
totalmente enfadado y parcialmente dispuesto; en una de esas noches de
verano tan calurosas en las que me voy a dormir al sofá porque, ¡joder,
qué calor que das!, y en una de esas tan frioleras en las que llevas
tanta ropa que da pereza comenzar a quitártela.
Soy
capaz de quererte sin que ello suponga, en ese momento, una atracción
sexual; pero ojalá fueras tú el que me estuviera tocando ahora y no mis
manos con la proyección de tu persona en mi cabeza.
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