Era realmente agotador tener que escucharlo siempre; verdaderamente pesado,
extenuante. No había un solo segundo en el que no se percibiera ese sonido. Era
terrible oír a cada instante ese cada vez más elevado murmuro que cubría la
estancia. Era horrible no volver a advertir aquel portentoso reposo que antes
enfundaba la habitación; lo echaba de menos, lo añoraba...
Ella solo quería un tranquilo silencio...
una calma eterna.
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